Realmente soy mucho más simple de lo que la gente piensa, y mucho más profunda de lo que otros imaginan, sólo basta conocerme....no entenderme!

domingo, 26 de marzo de 2017

Cómo no ser quién soy si soy producto de ellas…

Así comenzaba este escrito hace casi tres meses, por alguna razón nunca lo redacté pero seguía teniéndolo en mente, analizando, observando, en remojo...Hoy en busca de sobre qué escribir recordé que tenía esta asignatura pendiente y como estoy segura de que las casualidades no existen y así como los libros llegan al lector en el momento justo en que este los necesita, supongo que el escribir de alguna manera termina respondiendo siempre a lo que necesitas expresar en el momento. Aquí vamos…

Siempre he sabido que las mujeres tenemos en nuestras manos herramientas , no más ni mejores, pero si diferentes a las de los hombres, se nos ha encajado en perfiles que aunque han variado muchísimo en el transcurrir del tiempo y los cánones sociales, estemos de acuerdo o no nos han moldeado desde el primer segundo de nuestras vidas hasta la mujer que se es ahora o con la que se sueña ser. Así mismo sucede en mi familia (como estoy segura de que ocurre en todas las familias), somos todas totalmente diferentes, distamos a kilómetros de parecernos una a la otra, unas lloronas, otras “insensibles”, unas alegres y alocadas, otras solemnes y cuadriculadas, y así toda una colección, sin embargo, en la mía hay una parte que inexplicablemente compartimos algo: el querer controlarlo todo.

Créanme que le he dado mil vueltas al asunto antes de decidir incluso escribir sobre el tema y sigo sin entender por qué somos así, supongo que es un patrón que se repite pero no ha ocurrido lo mismo con otras características, la verdad, no lo entiendo. Sin embargo, es algo que llama demasiado mi atención.

A todas nos han dicho la nueva versión del “no eres tú, soy yo”, y es algo que reza así como : “Eres una mujer maravillosa, me encantas y te amo...vales demasiado...eres la mejor mujer que he conocido...te admiro….. PERO… siento que no puedo estar contigo” ¿Excusas? Bueno...esa lista es más larga y variada que nuestra colección.

Es algo inexplicable, sí, somos planificadas en extremo, sabemos a la perfección lo que queremos, no podemos mantenernos tranquilas, somos inquietas, tercas, luchadoras, aguerridas, necias, pero ¿Y cómo hay que ser? ¿Un bulto pasivo en espera de las bondades de la vida o de algún hombre que te quiera porque sí, dramáticamente adinerado, con la necesidad de cuidarte y darte todo lo que necesites, que te sea infiel (como todos) pero que llegue todas las noches a casa y te diga que te ama, dedicarte a los niños y mantenerte inmaculadamente perfecta para el benefactor de tu vida?.

¡ I M P O S I B L E !

Primero que nada porque de esos hombres existen como un 1%, segundo porque así me sacara el numerito de la lotería me aburriría al mes siguiente, y tercero porque así como no entiendo nuestro gen común, menos aún entiendo el terror que siente la mayoría de los hombres a estar con una mujer que tenga la capacidad de resolver cosas por ella misma, de soñar, trazarse y lograr metas, de ser su compañera y no su sombra, ¿es que acaso no se sienten ellos con la misma capacidad? Que rico sería ser parte de una pareja que sea precisamente eso “PAREJA”, dónde los dos tengas las mismas capacidades y posibilidades, dónde si tú no puedes yo te relevo y viceversa, dónde se pueda luchar codo a codo con la meta única de evolucionar juntos y tener la estabilidad que te brinda alguien a tu lado.

Juro que mi intención no es ser sexista ni acribillar a nadie, incluso por amor a los mismos hombres se incrementa la incertidumbre, que rico estar con un hombre bien plantado, con metas claras y planes para lograrlas, no entiendo por qué necesitan sentirse o en un extremo omnipotentes o en el otro los niños consentidos de mami, ojalá entendieran que en cualquiera de sus facetas, la mujer que realmente los ama va a estar allí, el equilibrio perfecto radica cuando él también está ahí en las facetas de ellas.

Dedico este escrito al mayor y mejor ejemplo de mujer que conozco: Mi abuela Jenny, quién con más de setenta años de vida, más de cincuenta de casada, habiendo criado casi tres hijos, cuatro nietas y un bisnieto, con la dureza necesaria y con el amor incalculable, con una colección de pastillas que memorizar relativamente proporcional a la cantidad de experiencias y recuerdos, hace poco le dijo Adiós a su amor, a su compañero, al hombre de su vida, no fue fácil ni perfecto, pero JURO que fue AMOR y de eso el mayor ejemplo.

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